fracasados

Venezuela entre la resignación y la arrechera

Como dificultad adicional a todas las que nos acogotan en éste humillante “periodo especial” del siglo XXI, proveedores de acceso a internet , como es el caso de INTER viene experimentando interrupciones del servicio desde el domingo 11 de diciembre. Durante cuatro días estuvimos sin internet. Finalmente, el jueves 15 de diciembre se reanudó el servicio y con él, la oportunidad de colgar la nueva edición de "Venezuela es un solo Alarido". Pedimos disculpas a nuestros consecuentes lectores semanales. Como quisiéramos que esos imponderables fueran más la excepción que la regla.

Jacobo sabía que no podía dar vuelta atrás. Su inmersión cotidiana lo empujaba indefectiblemente a prever el ritual cotidiano: cerciorarse que portaba las llaves correctas, contar la suficiente cantidad de dinero en efectivo, cargar su respectivo sillín retráctil, los anteojos y por supuesto el obligatorio libro que lo acompañaba ciertamente, otro día más en la cotidiana jornada de sobrevivencia. No había posibilidad de echar la película para atrás, no sólo porque desde hacía más de un mes, justamente cuando las condiciones de vida comenzaron a empeorar, el ascensor, el único entre dos que entonces funcionaba, sencillamente dejó de hacerlo.

Venía acostumbrándose con resistencia a una rutina habitual que ciertamente limitaba en demasía su existencia. Sin embargo, las circunstancias lo empujaban ciertamente a fortalecer su entereza y disciplina para poder desenvolverse el día a día en las condiciones que imperaban.

Las colas de la indignación

Jacobo podía considerarse afortunado, en vista que la panadería más cercana a su domicilio estaba justamente ocho pisos debajo de su apartamento. No obstante, de nada servía la vecindad al aprovisionamiento, porque ya a esa hora, cuando ningún comercio abría sus puertas, se alineaba una kilométrica fila de personas, quienes, como él, ya aguardaban en ésta, como en las pocas panaderías que gozaran del privilegio de estar abastecidas con harina de trigo y con ella, la esperanza de poder comprar pan.

Y no era un problema de precio. De hecho, la dictadura procuraba controlarlo para quienes les convenía. De algo les había servido la añeja enseñanza cubana que había atornillado a su dictadura más de medio siglo en el poder. La pobreza monumental generada por esa exitosa experiencia totalitaria, había absorbido las fuerzas de la otrora musculosa clase media que languideció sin remedio tras los escombros de su devastada economía. Como languidecen también los sueños y las expectativas de aquellos venezolanos que pudieron prosperar y hacer prosperar su propio país en un pasado muy reciente. Muchos de ellos, coincidían en una de tantas colas diarias para adquirir pan y ahora, en pleno diciembre, también de dinero en efectivo para poder comprarlo.

La tensa calma cotidiana era por lo general interrumpida por los gritos de algunas personas para quienes sencillamente la paciencia había dejado de ser una actitud ciudadana para degenenerar en un volcamiento desenfrenado de sus institntos.

- ¿Qué es lo que pasa?

- ¡No. Que intentan colearse allá adelante.

Unos metros adelante, Jacobo veía algo parecido a un altercado, un grupo de hombres y mujeres gesticulaban y emplazaban con violencia a sus pares, que trataban de anticiparse uno al otro. Felizmente, después de un forcejeo de varios minutos entre unos y otros, los mismos integrantes de la cola se encargaron de aislar y neutralizar a los insubordinados. Cuando no existe la figura de la autoridad y el orden

ara viviendo en la Venezuela de la Supervivencia. Faltaba una hora para que abrieran la panadería y ya la cola abrigaba cientos de personas en medio del frio de esa mañana decembrina. Como era de esperarse en situaciones como está, muchas, se desahogaban entre sí, conversando acerca de la situación.

- ¿Qué crees tú que pase?

- Bueno, me dijeron que en los barrios se están organizando. Que hay grupos oponiéndose a la cochinada esa de los CLAP (Comites Locales de Abastecimiento y Producción). El mismo Maduro dijo que llegaron para quedarse. Pero la gente los está cuestionando, y está exigiendo respuestas efectivas.

- ¿Cómo así?

-Que no pueden seguir discriminando a la gente que no está de acuerdo con la dictadura y son venezolanos también, miembros de la comunidad beneficiaria y son dejados a un lado por su posición batalladora en contra de ella, organizaciones rastreras que administran el hambre de la gente.

- Si es verdad. Ahora sabes como llaman a los bodrios esos.

- ¿Cómo?

- Comités locales de desabastecimiento y corrupción, los CLDC.

Jacobo echó un vistazo hacia atrás, no sólo para percatarse del aumento creciente de vecinos, sino para recordar con la impresión de aquellas lecturas que siempre lo acompañaban en momentos como estos, la traumática experiencia del pueblo soviético y chino durante el siglo XX. Y todavía, adentrados en pleno siglo XXI rememora el sufrimiento de los cubanos bajo una dictadura que, en nombre de los proletariados, tiene como cruel parodia a Venezuela que sirvió como un refinado laboratorio para aplicar el costoso experimento que le tocará sin duda pagar no sólo a los responsables de ésta debacle, sino a varias generaciones de venezolanos.

La Desmovilización

A pocos pasos de donde Jacobo se encontraba, dos personas sostenían una animada conversación acerca del malestar generado por la desmovilización de la protesta ciudadana y el fracaso del llamado Diálogo. Y no necesitaba acercarse demasiado para poder escuchar con claridad el substrato de esa otra conversación:

“Chico el problema es que hay una macollita dentro de la dirección de la oposición que está obteniendo algún tipo de ganancias con esto del dialogo sin calle, paralización del juicio a Nicolapso y dispersión de la presión internacional. De otra manera no cabe pensar otra cosa, más que son una cuerda de incapaces.”

Jacobo sabía que aquel interlocutor se refería a la inútil y extemporánea iniciativa de diálogo entre la Dictadura y la dirigencia de la oposición. Sabía, sin embargo, que el diálogo constituía una puerta por demás necesaria en toda confrontación aún en aquella como la venezolana, alentada por una cúpula que en nombre de la “dictadura del proletariado”, como eufemísticamente es llamada la dictadura comunista pura y dura; se subestima, se ignora y en casos como los padecidos por los venezolanos, simplemente se extermina a los adversarios a punta de represión y hambre.

Del mismo modo, Jacobo estaba consciente que el tema no admitía más discusiones estériles, después que la llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD) había decidido renunciar a la aplastante presión ciudadana que se habían granjeado, con un liderazgo bien plantado y con una estrategia para actuar con inteligencia y asertividad, tanto en en el plano de la agitación de calle como en la persuasión dirigida a aquellos gobiernos de la región en apariencia indiferentes que voltean para un lado, por conveniencia crematística; o muy por el contrario, necesitan solo de una pequeña ayuda de mis amigos, como dice Ringo Star, para alinearse del lado de la lógica democrática.

Pero lo que más le llamaba la atención a Jacobo de aquel intercambio de ideas era el hecho que se hubiera enfriado El Referéndum Revocatorio. Y con él, el principal ariete de lucha democrática contra la dictadura. Surgieron iniciativas de la sociedad civil, gremios profesionales, sindicatos y estudiantes, constituidos en un Frente Por la Restitución de la Constitución.

Del mismo modo, también el partido del preso político Leopoldo López, Voluntad Popular, propuso utilizar la figura del Referéndum Revocatorio para intentar retomar la consulta electoral con el juicio a Maduro por abandono de la responsabilidad del cargo en la crisis venezolana. Lamentablemente, estas alternativas para despejar el camino también fueron obstaculizadas por los mismos partidos políticos que aún hacen vida en la MUD.

 

Entre El auto-saboteo y la frustración

“Es como una especie de torniquete que la dictadura y sus complices vienen apretando para mantener a la gente ocupada en sobrevivir, para obligarla a satisfacer sus necesidades apremiantes como efectivo y comida y de ese modo disuadirla de protestar y mucho menos organizarse para exigir sus derechos”.

- ¡Y cómo los vamos a defender pana, si la propia oposición se auto-sabotea!

- Es cierto.

- Parece que ya esto se enfrió y con diciembre encima, aunque parece un funeral, caímos en el letargo que favorece a la dictadura. La oportunidad de oro era el Referéndum Revocatorio y ésta gente de la MUD acabo con esa esperanza también.

- ¡Así es! Fíjate que es tan cierto que ni siquiera aquellos acuerdos que el pelón ese que hace de vocero de esa vaina, como el de la elección de los rectores del CNE por parte de la Asamblea Nacional se llevó a cabo porque no hubo quorum. Los tres diputados de Un Nuevo Tiempo que tenían que estar presentes no asistieron a la sección. ¿Por qué sería? Se lo pusieron papita al TSJ que ratificó de inmediato a las dos militantes del PSUV que ya venían ejerciendo.

- A mí me da la impresión que esos carajos les pagaron para que no fueran. Fíjate lo de Manuel Rosales, del personaje, no se ha vuelto a hablar ni pio; lo soltaron antes que comenzaran esta farsa de Dialogo y sólo liberaron a seis presos políticos de más de cien que todavía están tras las rejas.

- Y lo más absurdo es que se congeló la presión de la gente en la calle, cuando teniamos a estos bandidos pidiendo cacao. La verdad es que cada vez entiendo menos lo que pasa en Venezuela.

- ¡Siguiente!

El empleado de la panadería sacaba repentinamente a Jacobo de su embebida atención en la charla. Recogió tan pronto pudo su sillín retráctil, recogió su pluma, su libro y caminó raudo junto a las otras cinco personas que lo precedían para reclamar por fin, el pan recién salido del horno.

18 de diciembre de 2016

Pepe Mijares/ @pepetex

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