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Esta historia no tiene vuelta atrás

«Debes tener siempre
la Cabeza fría,
caliente el corazón
y la mano alargada»

Confucio

T Tres condiciones incuestionables hacen inviable el Referéndum Revocatorio de la manera como el Consejo Nacional Electoral procura imponerlas al 80% de la sociedad venezolana. La primera es la coerción arbitraria, ilegal e ilegítima de forzar el conteo del 20 % de las manifestaciones de voluntad a cada uno de los 23 estados del país, en lugar de ceñirse a los términos del cálculo del 20% nacional, dictaminados en la Constitución de la República de Venezuela.

En segundo lugar, la castrante exigencia de emplear sólo 5.992 máquinas de votación para los efectos en todo el país, cuando la demanda a nivel nacional es muy superior (20 mil máquinas como mínimo)

Y, por último; la inicua y desigual distribución de los centros de votación. En éste caso el desgobierno pretende aplicar la misma fórmula que ya aplicó durante la recabación del 1% de las firmas para la consulta revocatoria: destinar el mayor número de centros de votación y de máquinas para las localidades menos pobladas y limitarlos en las grandes.

Escupitajo en la cara

Sin duda resulta un escupitajo en la cara, la decisión del CNE para la mayoría de los venezolanos que estamos deseosos y urgidos que el país, se encamine hacia la estabilidad política, la democracia, la paz y la prosperidad. Sencillamente el anhelo de cualquier venezolano por volver a vivir en un país normal.

Infelizmente, para el común de los mortales, secuestrados por la canalla que desgobierna Venezuela, la situación es radicalmente distinta. Es inevitable e incontenible el indignado alarido que emitimos los venezolanos ante tamaño atropello. No se trata de dejarse arrastrar por ímpetus destructivos en ésta hora adversa; ni tampoco claudicar porque vemos el juego aparentemente trancado y entonces como reza el dicho: “boto piedrita y no juego más”.

No. Se trata más bien de exteriorizar de manera contundente y efectiva nuestra indignación. Lo que significa no distraerse sobre el tablero de ajedrez frente al adversario porque sólo anticipó su caballería, colocó alfiles al acecho y mueve sus dedos nerviosamente con la intención secreta de sacar su reina. El último juego recién se inicia y esa reiterada apertura, la oposición la conoce hasta la saciedad.

Guerra avisada no mata soldado

Y es que llama la atención como desde la dirección de la oposición (MUD) no hubo una respuesta inmediata y pertinente a la agresión de la dictadura (Hamponato Mandante) con más razón si su accionar viene siendo absolutamente predecible y hasta telegrafiable con antelación a su ejecución.

Lo que está en juego, sin embargo, va mucho más allá de un mero enroque para proteger el rey del asedio al que está sometido, mientras el contendiente tranca el tablero con el avance de su reina, sus torres, sus alfiles y por supuesto sus caballos (léase persecución de líderes políticos, criminalización de la protesta y empleo de la represión y la violencia autorizada para desmovilizar y quebrar a la disidencia) Venezuela se encuentra en una situación de apremio visceral que no admite más dilación.

La oposición institucionalizada, La Mud lo sabe y viene articulando una estrategia dentro del esquema de lucha democrática contra el régimen totalitario y militarista apropiado del poder. Descabezó y aisló internacionalmente al desgobierno; logró a través de su regenerado poder de convocatoria (léase Toma de Caracas) una concurrencia multitudinaria el 1 de septiembre del 2016 de venezolanos procedentes de los 4 puntos cardinales en la capital. No obstante, la MUD, como grupo de partidos plurales y diversos tendría que evaluar también la importancia de respuestas puntuales dirigidas a los venezolanos, agobiados, hartos y desconcertados.

Si. Desconcertados ante el juego perverso del Hamponato Mandante a través de instituciones falderas como el CNE que harían lo que fuera por entorpecer el proceso del Referéndum Revocatorio con tal de continuar manteniendo los privilegios de sus principales (pranes) enchufados que ven con terror como pronto tendrán que entregarse y entregar el botín que han amasado en 18 años detrás del poder.

El agua rebasó el vaso

Llegamos a un punto de no retorno.  La inmensa mayoría del pueblo venezolano, acompañada de una dirección política fortalecida y templada ante el horizonte que ya se avizora y cuyas consecuencias son inevitables tiene que mostrar con firmeza su musculatura sin flaquezas, ni vacilación alguna.

De seguir postergándose la hora de las decisiones, el tsunami de la indignación popular puede barrer todo a su paso, e incluso pasar por encima de sus líderes para generar una situación de anomia generalizada, mucho peor que la ya padecida, producto de la intransigencia y la ceguera de una cúpula privilegiada de talibanes, insensibles a la inopia, la miseria, el hambre, la enfermedad y la inseguridad que padece su propio pueblo.

Se acelera el desenlace frente a la ignominia

La magnitud del escarnio a la que los venezolanos somos sometidos todos los días tiene que necesariamente haber templado nuestra fibra íntima. Con esta nueva afrenta se acelera inexorablemente el desenlace de ésta infeliz historia.

La protesta tiene que ser emprendida desde todos los gremios (como ya viene ocurriendo con los trabajadores del transporte y la electricidad (Corpoelect) que se mantienen en huelga nacional: a ellos tienen que incorporarse todos los sindicatos profesionales con ascendencia en la vida política, social y económica del país.

Ante un gobierno que viola groseramente el Estado de Derecho, expresado explícitamente en la Constitución venezolana que pisotea los pactos económicos y acuerdos sobre respeto a derechos humanos, erigidos en conjunto con la comunidad internacional; una mafia que en nombre de una pretendida defensa de la redención de los más débiles y vulnerables socialmente, atropella a través del hambre, la miseria, la violencia institucional y el hampa cómplice, los venezolanos obviamente no podemos permanecer impávidos.

Frente a un adversario con esas peculiaridades, la MUD tiene que responder de modo firme, categórico y contundente, sin perder el foco. en procura de aislar provocadores de atajos fáciles que le darían razones al Hamponato Mandante para victimizarse y en medio de su desesperación, terminar de destruir lo poco que todavía queda ileso. Lo que es más grave y perfectamente posible es que el Hamponato Mandante termine de desnudarse y sin el exceso de maquillaje muestre lo que es: una dictadura pura y dura.

Los gobiernos de países democráticos, situados en nuestro vecindario y aquellos allende los mares, no pueden taparse los ojos o voltear para otro lado. Afortunadamente, la comunidad internacional no podrá hacerlo aunque quiera. Porque el estado de descomposición social, las carencias económicas y la inestabilidad política en Venezuela, desde hace tiempo se los impide. Sin embargo, la retórica de la buena intención no basta. La comunidad internacional tiene que presionar de manera mucho más activa a los responsables de la catástrofe venezolana, porque ya las fronteras son rebasadas y las urgentes necesidades de los venezolanos los obligan a emigrar fuera de su país, producto de la descomunal crisis humanitaria existente.

El régimen venezolano cruzó la línea roja y se encuentra en la absoluta ilegalidad lo que significa que nadie querrá por acción u omisión comprometerse con quien tiene la partida perdida y quiere quedarse con el tablero para impedir que el juego termine.

Por eso depende entonces de todos los venezolanos por mayoría, ccomo de hecho somos, exigir condiciones justas, tal como las contempla la Constitución de la República, para poder demandar ese 20% de las manifestaciones de voluntad, necesarias para coronar el Referéndum Revocatorio antes que termine éste mismo año. De aquí en adelante los venezolanos, acompañados del mundo libre, plural y democrático, tenemos que apretar a través de la protesta pacífica y articulada en todo el país, para acelerar el desenlace de una historia que no tiene ya vuelta atrás.

 

24 de septiembre de 2016

Pepe Mijares/ @pepetex

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