Terror

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Se estrecha el cerco ante la desesperación y el terror que abruma a los principales cabecillas del Hamponato Mandante y sus adláteres civiles y militares. Es una sensación de asfixia que los venezolanos advertimos por parte de quienes juran tener el sartén agarrado por el mango.
Ciertamente, la demencia por mantenerse en el poder o el terror de perderlo, hacen imposible que la dictadura advierta que se encuentra en un callejón, atrapados sin salida. En medio de su ceguera creen que pueden encontrarla, abriéndola a manotazos. Cada día que pasa se encuentran más entrampados en sus propias redes: su precaria superioridad está basada en la fuerza militar y paramilitar, mientras que la comunidad internacional y la gran mayoría de los venezolanos dentro y fuera del país repudia y emplaza valientemente al régimen por que se avenga al orden constitucional, absolutamente pisoteado por aquel.

Allí tenemos las demostraciones de la Señora que decidió pararse frente a una tanqueta y  frenarla ella sóla, bajo la invocación de ¡No más represión!; de igual forma, la actuación del joven que en medio de la autopista Francisco Fajardo, en Caracas, se desnudó y se subió a una tanqueta de la Guardia Nacional Bolivariana para protestar, mientras ésta le disparaba perdigonazos de manera feroz; tampoco podemos olvidar a todos esos venezolanos que se lanzaron al rio Guaire para salvar sus vidas cuando eran perseguidos con saña por las fuerzas represivas de la dictadura. Y como guinda a la torta, el ensordecedor cacerolazo desde la otrora simpatizante urb Simón Rodríguez contra Maduro quien decidió hacer su programa propagandístico en el Avila, prudentemente alejado del creciente rechazo de la ciudadanía a su gobierno.

Todas estas expresiones de repulsa al Hamponato Mandante y sus adláteres, lo que demuestran en realidad es la extrema debilidad sobre la que se sostiene la narco-dictadura madurista. Es anticipable entonces una forzosa eyección. Tienen que saltar del avión que pretenden conducir con todos los pasajeros a bordo; un avión que viene en caída libre y a una velocidad vertiginosa; una velocidad que ya no permite margen de maniobra alguno.   

Puede interpretarse perfectamente como conducta suicida e irrefrenablemente irresponsable, por parte de los miembros de la camarilla gobernante que acusan el grado de su desesperación. En una circunstancia ordinaria, infinitamente menos traumática para todos, cualquier ser medianamente responsable por haber actuado de espaldas a la nación y la República ya hubiese acelerado su salida para facilitar una transición menos dolorosa que la provocada hasta ahora.

No hay que ser demasiado suspicaz para saber cuál es el origen de tal desasosiego. Es el terror por parte del Hamponato Mandante a ser descubiertos a plena luz del día; que finalmente se conozca sin miramiento alguno, las dimensiones astronómicas de las fechorías cometidas contra la República y los venezolanos desde los tiempos en que todavía vivía Destructor de mi Patria.

Hoy el terror que sienten sus herederos, es proporcional a saber que tienen a todo el mundo en contra y continúan interpretando desde la jactancia que los caracteriza su intransigente rol, aunque en el fondo, son incapaces de acallar sus nerviosas palpitaciones que exteriorizan el terror que viene privándolos del sueño. Una ciudadanía sin miedo y firme en su enconado propósito de reclamar el regreso a la libertad y la democracia se lo recordará hasta que el terror sea expulsado para siempre.

@Pepetex
24 de abril de 2017

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